Hay una
ley oculta, no escrita, que nos pone a cada uno en su lugar, una ley que nos
dice cual es nuestro sitio, una ley determinada por nuestra circunstancia. Según
esa ley nos movemos por en determinados espacios, encontramos determinados
amigos y nos relacionamos con determinada gente.
Fuera
de esta ley podemos movernos, ascender o descender por sus grados y escalas.
Turismo.
Esta
ley no la determina la educación o la inteligencia, ni siquiera la determina el
capital. La determina algo más sutil, que arranca en el pasado y se proyecta
hacia el futuro. Nos rodea.
Podemos
escaparde la ley con relativa facilidad, y con la misma facilidad se
regresa a ella.
Esta
ley es invisible, está presente de un modo inconsciente y todos nos plegamos a
ella sin sentirlo, casi sin cuestionarlo. Pocos alzan la voz, unos por que les
favorece, otros porque la desconocen, y así, mientras siga existiendo esa ley,
nunca cambiaremos.
Verdaderamente parece una ley implícita, que no se ve pero que ordena el mundo, o la gente, o la sociedad en general. No me ha quedado muy claro, si el turismo es escapar de la ley o un intento de cambiar la ley establecida. De todos modos cambiar supone un cambio de mentalidad o ejercer otros cambios internos para que afloren fuera. Esa es mi opinión, muy subjetiva como puedes ver.
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